viernes, 24 de octubre de 2014

Aquí la universidad es el trabajo


En esta ocasión la visita a los inventores de la Primera campaña de inventos para el wët wët fxi´zenxi fue a Efraín Rivera de la vereda El Tablón, municipio de Jambaló. A eso de las 10 de la mañana arribamos a su casa con el equipo de agroecología de Cecidic (centro de educación, capacitación e investigación para el desarrollo integral de la comunidad), en cabeza de Gonzalo Rivera y una estudiante de esta área, el Tejido de Comunicación, en cabeza del compañero Edgar Yatacué, y el equipo de la Campaña de inventos con Arcadio Tróchez y Albeiro Mestizo.



La casa de Efraín está en la parte alta de El Tablón.














Después de la bienvenida del compañero Efraín procedimos a ver el invento: el generador de energía. O los generadores porque tiene uno portátil y otro grande, muy grande. Pero antes vimos la casa con energía eléctrica y preguntamos ¿cuánto pagan de energía? y al compañero le dio risa y dijo:

‒Nada porque yo mismo la inventé. Y no solo yo tengo acceso a energía sino que también las demás casas a mi alrededor.

Nos llevamos la sorpresa de que la energía que tiene Efraín y las 12 casas a su alrededor son producto de su imaginación. Tienen energía propia y disfrutan de nevera, televisión etc.

En su momento, la parte alta de El Tablón no fue electrificada por la empresa electrificadora argumentando una gran distancia para la posteadura y el cableado y la existencia de pocas viviendas. Pero eso a Efraín Rivera no le importó, antes lo impulsó.

Antes de ver el generador de energía portátil nos dirigimos a ver el invento mayor, la planta procesadora de energía, la cual abastece su casa desde una distancia de aproximadamente un kilómetro y medio cuesta arriba (la casa está arriba, la planta abajo).


El Tablón está ubicado entre Barondillo y Quinamayó, en la zona media de Jambaló.













A medida que bajábamos el compañero inventor Efraín nos daba a conocer cómo fue la iniciativa de inventar su propia energía. De repente el cielo se oscureció, el viento soplaba de abajo hacia arriba y se vino el aguacero, pero eso no fue excusa para avanzar ni para que Efraín dejara de exponer su experiencia. En medio del aguacero llegamos al sitio y nos encontramos con grandes máquinas, reguladores de voltaje, estabilizadores, en fin. Ahora la pregunta no era cómo se inventaron esas  maquinas, si se sabía que las máquinas ya estaban inventadas, las preguntas ahora eran:

¿Dónde consiguieron recursos para adquirirlas, si mirábamos que no tenían forma? ¿Quién fue el ingeniero eléctrico que los asesoró para llegar a tal punto?


El agua llega en su último tramo a través de un tubo de dos pulgadas.













Mientras se incrementaba el aguacero, Efraín nos contó que la idea nació en el año 1990 y desde ese tiempo empezaron a recoger recursos con sus seis hermanos. Como se dice, pasaron las verdes y las maduras. Hubo tiempos en que salían a hacer contratos, jornaleaban y todo iba para un mismo fondo, un fondo que apuntaba al sueño de tener su propia energía eléctrica. Nos contó Efraín, mientras se desgranaba el cielo, que él y sus seis hermanos no sabían jugar fútbol pero aprendieron, según ellos. Invitaban a otras veredas a jugar y, claro, no les iba bien en la cancha pero en la noche vendían chicha y bailaban; para alumbrar la pista colgaban linternas hacia abajo en forma de bombillos y con una grabadora de ocho pilas animaban la fiesta. Así se recogía de a 5000 pesitos en ese tiempo. Como esas actividades, hicieron muchas, y otras. El sueño nunca se apagó porque no había nadie quien los desanimara: ese sueño solo lo sabían ellos.

Y así  transcurrieron 8 años. Como se dice, ocho años ahorrando. Después de ese tiempo lograron comprar las primeras máquinas, todas de segunda. Desde allí empezaron a hacer acequias para sacar el agua de la quebrada y un pozo donde se iba a recoger. Y así, paso a paso hasta que lo lograron. En 1999 alcanzaron el sueño. Alumbraron los primeros bombillos.

Hoy Efraín y su familia abastecen 12 viviendas y nos dan a conocer que tienen capacidad para 60 con dos máquinas, la generadora y la reguladora; lo demás es artesanal, como la descolgada del agua, la presión y la instalación. La alcaldía de Jambaló apoyó la compra de la posteadura, el cableado y los trabajadores que los instalaron.

Pero una cosa que quedaba como inquietud era que él hablaba de voltajes, regulación estabilización, vatios, amperios, en fin,  y la pregunta era, ¿en qué universidad estudio? Y él dijo: “no señor, aquí la universidad es el trabajo” y “de la necesidad porque mi grado de estudio fue hasta segundo de primaria, el estudio no es necesario para inventar, lo que sí es necesario es la paciencia, con paciencia se logra todo”. Fueron las palabras del inventor Efraín Rivera. El asesor, el ingeniero ha sido él mismo.


La planta tiene capacidad para dar energía eléctrica a 60 viviendas. Hoy hay 12 conectadas.




Con base en eso, Efraín sigue con su sueño de contribuir al wët wët fxi´zenxi e inventa su generador de energía portátil con materiales reciclables, que fue con lo que se inscribió en la Campaña.

Consiste en un tarro plástico de aceite de motor al que en su boquilla le adapta una manguera asegurada con cauchos de neumático; por dentro van unas  bobinas de grabadora, una ruedita con aspas donde pega el agua, una banda de caucho que transmite la rotación a la bobina y dos cables pequeños que salen, los cuales son los que conducen la energía. Así de sencillo. Un generador que puedes llevar a cualquier parte, especialmente a la finca donde lo único que haces es conectar la manguera con agua y unir los cables  que salen del portátil al radio, a la linterna, a un bombillo...


Generador portátil elaborado por Efraín. Solo hay que conectar una manguera, donde la haya, y así se evita el uso de velas o mecheros. El agua puede seguir su curso o recogerse para otros fines.









A medida que el aguacero mermaba iba finalizando la exposición de la experiencia de la familia Rivera. Un poco mojados, pero la experiencia transmitida está por encima de todas las dificultades que se presenten.

Gonzalo Rivera, del Cecidic, le contó que allí en ese centro necesitan resolver el problema eléctrico que viene de tiempo atrás. Por la mitad del Cecidic pasa el río San Francisco, de buen caudal. A varios ingenieros les han consultado que si con esas aguas pueden tener un sistema eléctrico autónomo y la respuesta ha sido la misma: “imposible”. Efraín escuchó en silencio, con atención científica y al final dijo:

‒Tranquilos, yo los asesoro.



"La universidad es el trabajo", dice Efraín.

La alcaldía de Jambaló apoyó el proyecto suministrando postes y cables y pagando los trabajadores que hicieron la instalación.

3 comentarios:

  1. Un ejemplo de superaciòn y de resistencia, HALLALLA PUEBLO NASA

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  2. Hola, interesante todo el trabajo que están haciendo. Te cuento que en mi vereda un primo ha inventado una aparato para desgranar fríjol, maíz o moler gallinaza y boñiga. por si les interesa ahí les cuento.

    Marta Tunubalá, Canoas, Santander de Quilichao.

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  3. Ese es nuestro pueblo: creativo, paciente, solidario. Felicitaciones. Matilde Eljach Pacheco.

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